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miércoles, 6 de junio de 2018

Mi Historia V, De apostatar por hambre, al hambre por Cristo



  En esta parte, habiendo revisado mis post anteriores, quiero compartirles un poco del talento adquirido a través de horas de lecturas espirituales de diferentes autores, y mediante la guía de Dios, para que este blog sirva para que Tú reflexiones sobre algunos aspectos de tu vida que puedas ver aquí reflejado. Espero Compartir toda mi historia personal, en pequeños cuentos a manera de relato (o por lo menos eso intentare), y con esto me comprometo a mejorar mis post anteriores.

El tiempo de Dios es perfecto
Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado. Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar. Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el abrazarse, y su tiempo el separarse. Su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar. Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser;  su tiempo el callar, y su tiempo el hablar. Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la paz. ¿Qué gana el que trabaja con fatiga? (Eclesiastés 3,1-9).
  En el momento en que menos se podía imaginar que yo buscaría al Señor, fue ese el preciso momento en el que me vi motivado a buscarlo; evidentemente yo no era cumplidor de la Palabra, mi vida transcurría entre ocupaciones de distintas índole y distintas naturalezas.
  En este momento estaba cursando verano (curso corto de apenas 30 días intensivo), soy hijo de padres separados debido a esto sentía mucho la presión de tener que ir a visitar a mi familiar y muchas veces debía dividir mi tiempo para abarcar a ambos padres, por otra parte mi vida social: la cual se desarrollaba en diferentes círculos (la universidad, por mi nueva casa y en el pueblo donde crecí), y quien me conoce sabe el tiempo que esto me quitaba; por ultimo y aunque eran poco frecuente me quitaban mucho tiempo de investigación y planificación, están mis visitas a la logia ROSACRUZ AMORC, de la cual fui miembro de monografías, ya que en mi pueblo el acceso a la logia más cercana (en Caracas), era difícil por el tiempo de viaje, en particular trataba de frecuentarla más o menos una o dos veces al año.
  Solo el Señor sabe que cosas coloco en mi corazón en ese momento que me permitió: pararme, asistir a misa, preguntar, y de pronto saber que ese mismo día, era el último de inscripción para la confirmación en esa parroquia, me inscribí y realmente comencé un camino en donde estaba por descubrir muchas cosas.


Todos los caminos conducen a Roma

   En la antigüedad, cuando el imperio romano dominaba el mundo existente en ese entonces se decía que: “todos los caminos conducen a roma”, yo al hacerme Rosacruz a los 15 años, comencé a tener contactos con doctrinas gnósticas donde unos de sus postulados es que: “cualquier religión es igual”, pues todas comparten principios inspirados en la divinidad (creador, dios, dioses, fuerzas superiores, etc.,), o como sea que tu le llames a Dios, o si eres agnóstico la fuerza superior en la que crees.
  Por todo esto anterior yo no me fiaba de una sola religión, sino que intentaba complementar mi experiencia en otras religiones, que muchas de las cuales no tenían nada que ver con el cristianismo, a pesar que en sus versiones 2.0 adaptadas al occidente hablaban de Jesucristo, pero no como Dios sino como un avatar, que vino a implementar un sistema de valores, y junto a los demás avatares (Buda, Krisna, Mahoma, Moisés o algún otro), harían este mundo un mejor lugar para vivir.
  Aquí en este punto no había cielo, infierno, purgatorio, parusía, nueva Jerusalén, de hecho no había un Dios claro, y en todo caso de haberlo, entre y tanta doctrinas extrañas, te iban quitando o cambiando tu idea de Dios, hasta convertirlo en energía universal positiva.
  En medio de este proceso que había comenzado, se perfilaba en mi camino espiritual un obstáculo grande y a simple vista infranqueable. Yo efectivamente haciendo caso de las doctrinas aprendidas desde hacían seis (6) años, visitaba cualquier culto sin menoscabo de ninguna diferencia sustancial en la esencia mismo del dios que se adoraba en estos cultos, visité: los Hare Krisna, Mahikary, Kundalini Yoga y el Budismo Zen; en estos lugares a diferencia de lo que cree la mayoría de los cristianos, no solo se consigue uno con personas “locas”, hippies, riquitos que no encuentran que hacer entre tanta fortuna, o personas orientales radicadas en Venezuela, en estos lugares me encontré con: profesores universitarios, psicólogos, ingenieros, obreros, gente pobre como tú y como yo, normal y corriente; las cuales tenían dos cosas en común: la gran mayoría decían ser católicos y aunque en muchos casos no lo sabía, ellos habían de dejado de creer en el Dios de Israel, en Jesucristo; por lo general hablaban bastante mal de la iglesia.
  En ese momento, yo también influido por estas personas estaba molesto y rencoroso con la iglesia, ya que el motivo por que asistía al culto Hare Krisna era la pobreza que en mi condición de estudiante vivía en ese momento; cada vez que iba de camino al culto los domingos en las tardes pensaba que el padre de mi iglesia (a la cual estaba asistiendo por causa de la confirmación), debía ayudarme y así no tener que apostatar en mi fe, todos los domingos. Estaba literalmente en muchos de esos domingos con Dios y con el diablo.

De la Apostasía por hambre, al hambre por Cristo
  Para ser sincero nunca me plantee dejar mi apostasía, esto surgió como una necesidad que fui experimentando a medida que la confirmación avanzaba en su contenido, a sobre todo a la especial predicación del Padre Chamberline, que en cada homilía nos hablaba al corazón y nos ponía ejemplo en la iglesia, es diciembre de ese año 2005, me hizo preguntarme: ¿Qué estaba haciendo con mi vida espiritual? ¿Cómo vería Cristo esta apostasía semanal? y sobre todo ¿Por qué hacia esto de la Confirmación, si nadie me obligaba?
  Por el contrario mi mamá no le hizo caso, y mi papá se reía de mi (durante varios años lo hizo), por estar haciendo la confirmación. Este último punto me hizo pensar muchísimo, porque yo me pensaba libre; por otra parte, no es fácil de la noche a la mañana dar un salto tan grande, y menos con el sistema de creencias que yo tenía (rosacruces).
  Ese diciembre tome una firme decisión, si me confirmaba: “no volvería a otro culto contrario a mi fe”, y para Gloria de Dios, no volví nunca más a ninguno incluso antes de confirmarme, porque mientras más conocía al Señor, más me enamoraba de Él. Y en este preciso momento pase: de apostatar por hambre, a tener hambre por Cristo, fueron domingos difíciles, llenos de tentación pero con gran Gozo que sentía por hacer aquello, me sentía como los Apóstoles cuando en los primeros momentos de una iglesia naciente fuero azotados por el nombre de Jesús.
Entonces llamaron a los apóstoles; y, después de haberles azotado, les intimaron que no hablasen en nombre de Jesús. Y les dejaron libres. Ellos se marcharon de la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre de Jesús. (Hechos 5,40-41).



Álvaro Claro

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