En esta
parte, habiendo revisado mis post anteriores, quiero compartirles un poco del
talento adquirido a través de horas de lecturas espirituales de diferentes
autores, y mediante la guía de Dios, para que este blog sirva para que Tú
reflexiones sobre algunos aspectos de tu vida que puedas ver aquí reflejado.
Espero Compartir toda mi historia personal, en pequeños cuentos a manera de
relato (o por lo menos eso intentare), y con esto me comprometo a mejorar mis
post anteriores.
El
tiempo de Dios es perfecto
Todo tiene su
momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Su tiempo el nacer, y su tiempo
el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado. Su tiempo
el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar.
Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo
el danzar. Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el
abrazarse, y su tiempo el separarse. Su tiempo el buscar, y su tiempo el
perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar. Su tiempo el rasgar, y su
tiempo el coser; su tiempo el callar, y
su tiempo el hablar. Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la
guerra, y su tiempo la paz. ¿Qué gana el que trabaja con fatiga? (Eclesiastés 3,1-9).
En el momento en que
menos se podía imaginar que yo buscaría al Señor, fue ese el preciso momento en
el que me vi motivado a buscarlo; evidentemente yo no era cumplidor de la
Palabra, mi vida transcurría entre ocupaciones de distintas índole y distintas
naturalezas.
En este momento
estaba cursando verano (curso corto de apenas 30 días intensivo), soy hijo de
padres separados debido a esto sentía mucho la presión de tener que ir a
visitar a mi familiar y muchas veces debía dividir mi tiempo para abarcar a
ambos padres, por otra parte mi vida social: la cual se desarrollaba en
diferentes círculos (la universidad, por mi nueva casa y en el pueblo donde
crecí), y quien me conoce sabe el tiempo que esto me quitaba; por ultimo y
aunque eran poco frecuente me quitaban mucho tiempo de investigación y
planificación, están mis visitas a la logia ROSACRUZ AMORC, de la cual fui
miembro de monografías, ya que en mi pueblo el acceso a la logia más cercana (en
Caracas), era difícil por el tiempo de viaje, en particular trataba de
frecuentarla más o menos una o dos veces al año.
Solo el Señor sabe
que cosas coloco en mi corazón en ese momento que me permitió: pararme, asistir
a misa, preguntar, y de pronto saber que ese mismo día, era el último de
inscripción para la confirmación en esa parroquia, me inscribí y realmente
comencé un camino en donde estaba por descubrir muchas cosas.
En la antigüedad,
cuando el imperio romano dominaba el mundo existente en ese entonces se decía
que: “todos los caminos conducen a roma”, yo al hacerme Rosacruz a los 15 años,
comencé a tener contactos con doctrinas gnósticas donde unos de sus postulados
es que: “cualquier religión es igual”, pues todas comparten principios
inspirados en la divinidad (creador, dios, dioses, fuerzas superiores, etc.,),
o como sea que tu le llames a Dios, o si eres agnóstico la fuerza superior en
la que crees.
Por todo esto
anterior yo no me fiaba de una sola religión, sino que intentaba complementar
mi experiencia en otras religiones, que muchas de las cuales no tenían nada que
ver con el cristianismo, a pesar que en sus versiones 2.0 adaptadas al
occidente hablaban de Jesucristo, pero no como Dios sino como un avatar, que
vino a implementar un sistema de valores, y junto a los demás avatares (Buda,
Krisna, Mahoma, Moisés o algún otro), harían este mundo un mejor lugar para
vivir.
Aquí en este punto
no había cielo, infierno, purgatorio, parusía, nueva Jerusalén, de hecho no
había un Dios claro, y en todo caso de haberlo, entre y tanta doctrinas
extrañas, te iban quitando o cambiando tu idea de Dios, hasta convertirlo en
energía universal positiva.
En medio de este
proceso que había comenzado, se perfilaba en mi camino espiritual un obstáculo
grande y a simple vista infranqueable. Yo efectivamente haciendo caso de las
doctrinas aprendidas desde hacían seis (6) años, visitaba cualquier culto sin
menoscabo de ninguna diferencia sustancial en la esencia mismo del dios que se
adoraba en estos cultos, visité: los Hare Krisna, Mahikary, Kundalini Yoga y el
Budismo Zen; en estos lugares a diferencia de lo que cree la mayoría de los
cristianos, no solo se consigue uno con personas “locas”, hippies, riquitos que
no encuentran que hacer entre tanta fortuna, o personas orientales radicadas en
Venezuela, en estos lugares me encontré con: profesores universitarios,
psicólogos, ingenieros, obreros, gente pobre como tú y como yo, normal y
corriente; las cuales tenían dos cosas en común: la gran mayoría decían ser católicos
y aunque en muchos casos no lo sabía, ellos habían de dejado de creer en el
Dios de Israel, en Jesucristo; por lo general hablaban bastante mal de la
iglesia.
En ese momento, yo
también influido por estas personas estaba molesto y rencoroso con la iglesia,
ya que el motivo por que asistía al culto Hare Krisna era la pobreza que en mi
condición de estudiante vivía en ese momento; cada vez que iba de camino al
culto los domingos en las tardes pensaba que el padre de mi iglesia (a la cual
estaba asistiendo por causa de la confirmación), debía ayudarme y así no tener
que apostatar en mi fe, todos los domingos. Estaba literalmente en muchos de
esos domingos con Dios y con el diablo.
De la Apostasía por
hambre, al hambre por Cristo
Para ser sincero
nunca me plantee dejar mi apostasía, esto surgió como una necesidad que fui
experimentando a medida que la confirmación avanzaba en su contenido, a sobre
todo a la especial predicación del Padre Chamberline, que en cada homilía nos
hablaba al corazón y nos ponía ejemplo en la iglesia, es diciembre de ese año
2005, me hizo preguntarme: ¿Qué estaba haciendo con mi vida espiritual? ¿Cómo
vería Cristo esta apostasía semanal? y sobre todo ¿Por qué hacia esto de la Confirmación,
si nadie me obligaba?
Por el contrario mi
mamá no le hizo caso, y mi papá se reía de mi (durante varios años lo hizo),
por estar haciendo la confirmación. Este último punto me hizo pensar muchísimo,
porque yo me pensaba libre; por otra parte, no es fácil de la noche a la mañana
dar un salto tan grande, y menos con el sistema de creencias que yo tenía
(rosacruces).
Ese diciembre tome
una firme decisión, si me confirmaba: “no volvería a otro culto contrario a mi
fe”, y para Gloria de Dios, no volví nunca más a ninguno incluso antes de
confirmarme, porque mientras más conocía al Señor, más me enamoraba de Él. Y en
este preciso momento pase: de apostatar por hambre, a tener hambre por
Cristo, fueron domingos difíciles, llenos de tentación pero con gran Gozo
que sentía por hacer aquello, me sentía como los Apóstoles cuando en los
primeros momentos de una iglesia naciente fuero azotados por el nombre de
Jesús.
Entonces
llamaron a los apóstoles; y, después de haberles azotado, les intimaron que no
hablasen en nombre de Jesús. Y les dejaron libres. Ellos se marcharon de la
presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir
ultrajes por el Nombre de Jesús. (Hechos
5,40-41).
Álvaro Claro
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