Cierto día domingo, 11 de septiembre fecha en la que en Venezuela se celebra el día de la Virgen de Coromoto Patrona de Venezuela, asistí a misa y para mi sorpresa (y de muchos otros), la iglesia estaba adornada de manera distinta, los bancos eran concéntricos a una imagen de la Virgen de Coromoto que estaba enfrente al altar, yo me sentía gratamente sorprendido, pues me pareció más acogedor esa disposición de los banco parroquiales.
Pero lo que vendría a tiempo me dejo aun mas perplejo, fue la homilía del Padre Chambelain, donde dentro de otras cosas nos explico que esa fiesta de la Virgen de Coromoto era una excusa más para llevarnos a todos a la presencia de Cristo, mientras que algunos asistían como normalmente lo hacían todos los domingos, muchos lo hacían en esta fecha porque son devotos a la virgen y allí es el momento en que el Espíritu Santo hace su trabajo en los corazones, es posible que alguno necesitara de ayuda espiritual pero no atrevía de decirlo o simplemente no lo sabía, y asiste porque es devoto porque si tía, su abuela, y/o otra persona se lo pidió que lo acompañara, y sea por lo razón que sea que asistió, encontró lo que estaba necesitando, por eso es que la iglesia enseña que la Virgen María nos lleva de la mano a su hijo. Y de verdad cada vez más convenzo que esto es así cuantas personas no llegan a los pies de la Santa Cruz de Nuestro Señor, por pura iniciativa de la virgen que les intercede el milagro que simplemente los ama y estos se sienten amados. Para muestra un botón, el padre nos dijo seguidamente que la comprobación de esto es que aquí celebramos es la Eucaristía, celebramos a Jesús el Señor, en la comunión comemos es a Jesús con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, nunca comemos a la Virgen María o ningún santo de la iglesia, por mas ellos son santos (y los reconocemos como santos), no son santos por sus propios meritos sino por los meritos de Jesús que la compro por y para nosotros a un precio de Sangre y un precio de Cruz.
Álvaro Claro
