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viernes, 1 de junio de 2018

Los Evangelios de Dios



“Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran”. (Juan 21,25)
   En el inicio de mi camino espiritual hacia Cristo, este versículo bíblico me impacto mucho, pues siempre creí que en la palabra estaba contenida toda la vida de Jesús todo lo que había hecho. Y de hecho para mí fue asunto de profundo debate interno.

   El debate vino dado mi origen espiritual, pues en mi adolescencia media, tuve contacto con corriente del pensamiento iluministas, del tipo mazonería, en especifico con el rosacrucismo, al punto de cautivarme y fui en afecto estudiante de la filosofía que ellos compartían, extrañamente me encontré revisando notas de un libro que tiempo después fue mi cuasi-evangelio en materia cristiana, el libro en cuestión se llama “la vida mística de Jesús”, a través de este yo filtraba, era el lente con que yo miraba todo lo que tenía que ver con el cristianismo.
  Nunca léase bien, nunca voltee mi mirada al cristianismo o a Cristo, pues a este punto se me había enseñado que el cristianismo era un cumulo de ideas, sacadas de la mente de un grupo de sacerdotes para dominar a la masa ignorante del pueblo y así tener prebendas de todo tipo, pero sobre todo poder, y que estos sacerdotes sabían lo que hacían, sabían que todo era mentira predicaban una cosa pero secretamente en la catacumbas vaticanas estudiaban la verdad del universo, negándole a todo el mundo el conocimiento de esta verdad. Habían forjado los evangelios a su conveniencia para que dijera lo que les convenía, todas esas ideas sacadas en su mayoría del libro ya mencionado.
   “Todos los caminos te llevan a Roma”, esta era una frase con la que se nos enseñaba que no importaba tu religión, tu orientación filosófico-religiosa, como llamaras a Dios, o si creías en uno solo o en muchos dioses, o hasta inclusive si creías o no en la existencia de Dios como persona o como fuerza creadora etérea. Se cree en esta corriente que todo el materia de fe vale, todo nos ayuda en nuestra evolución del ser, rápidamente para calmar mi sed de conocer que me pasaba me hice de estas herramientas, practicando yoga Zen, Kundalini Yoga, pero la situación resulto igual.
   Entre maestro ascendidos, espíritus guías, niveles de entendimiento, vivía en esos años, debo decirlo que esto llenaba mucho mi vida, me conseguía cierta paz, sin embargo siempre ocurría algún acontecimiento emocional que me devolvía a inicio de mi camino espiritual dentro del rosacrucismo, y como allí había mucho relativismo siempre encontraba alguna respuesta más o menos certera de lo que me pasaba en ese momento. Todo esto me llevo hasta el momento que ya nada de lo que aquí es esta corriente espiritual había pudo dar respuesta, y mejor dicho esta respuesta no me lleno, eran mucho cabos sueltos, como aquí la persona es la que actúa en todo momento, según venimos de muchas vidas, en ellas vamos evolucionando según nuestra decisiones, la vida actual es para enmendar las anteriores, yo me encontré sin herramientas para poder enmendar mi vida, simplemente sin fuerzas, sin razones, sin ganas, sin motivos, sentía que era tanta  la miseria de mi vida que solo no podía.
   Aquí fue cuando se esclareció para mí un camino o el comienzo de este, El Cristianismo, rápidamente me vi atraído a este, a pesar que a simple vista no le veía nada lógico, ni razonable, porque la lógica de Dios, de Cristo esta en el amor, sino entendemos el amor no entenderemos nada de lo que el Señor nos dice en su palabra. Al contrario de lo que había conocido en el rosacrucismo, aquí todo era certero, había una seguridad y una autoridad que nunca antes había visto, ni oído, y sobre todo una Paz duradera que nunca me abandono a pesar de las vicisitudes de mi vida, a pesar de las pruebas el Señor estaba allí conmigo fortaleciéndome y dándome su paz.
   Por eso esta frase me interpelo mucho, leída me puse a pensar que alguna vez la había leído en alguno que otro material rosacruz para justificar la búsqueda espiritual en todos los rincones (filosóficamente hablando) posible, pues era cierto que los sacerdotes había forjado, habían quitado, suprimo frases y partes importante. Fue de mucho abatimiento para mí el descubrimiento de este versículo (Jn 21,25). Me sentí como al principio, cuando me disponía a renunciar a todo y volver al rosacrucismo inicial, el Espíritu Santo me hablo, me hizo reflexionar sobre ¿Cuántos evangelios habían?. Esto puso como siempre en mi caso a buscar, investigar, el internet fue un mi primer gran aliado en esta materia, descubrí que había mucho evangelios, y que la iglesia discernió de entre 64 evangelios que circulaban por la época, y regrese a mi cuarto escondido (mi ser), y le dije al Espíritu Santo la respuesta obtenida, pensando que había sido muy fácil, pero quedaba en mi una inquietud, una angustia que no podía explicar, por lo que supe que esa no era la respuesta.
   En eso hice algo que nunca antes me había atrevido, le pedí explicaciones a Dios, ¿Como después de haber dejado atrás lo que conocía como mi base espiritual debía regresar?, ¿Como me traía aquí para luego hacerme ver lo que siempre debí haber creído?, y le pedí al final que me mostrara la verdad. Y el Señor de verdad es fiel, no abandona a quien le busca con corazón sincero, me respondió, supe que era Él, porqué no esperaba esta respuesta, me dijo que: “habían tantos evangelios, como cristianos habían en el mundo, cada vida transformada es un evangelio, es una buena nueva del reino de Dios, y que su historia no se termino de escribir ni se terminara, primero porque Él está unido a todo los cristianos y además porque Él es eterno, por esos todos sus hechos, todos sus milagros aun se están escribiendo”, este momento me embargo la tranquilidad de estar donde debo estar, en la Casa del Padre, y ya no espero al Señor, ahora camino con el Señor.
Álvaro Claro

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