“Hay además otras muchas cosas
que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo
bastaría para contener los libros que se escribieran”. (Juan 21,25)
En el inicio de mi
camino espiritual hacia Cristo, este versículo bíblico me impacto mucho, pues
siempre creí que en la palabra estaba contenida toda la vida de Jesús todo lo
que había hecho. Y de hecho para mí fue asunto de profundo debate interno.
El
debate vino dado mi origen espiritual, pues en mi adolescencia media, tuve
contacto con corriente del pensamiento iluministas, del tipo mazonería, en
especifico con el rosacrucismo, al punto de cautivarme y fui en afecto
estudiante de la filosofía que ellos compartían, extrañamente me encontré revisando
notas de un libro que tiempo después fue mi cuasi-evangelio en materia
cristiana, el libro en cuestión se llama “la
vida mística de Jesús”, a través de este yo filtraba, era el lente con que
yo miraba todo lo que tenía que ver con el cristianismo.
Nunca
léase bien, nunca voltee mi mirada al cristianismo o a Cristo, pues a este
punto se me había enseñado que el cristianismo era un cumulo de ideas, sacadas
de la mente de un grupo de sacerdotes para dominar a la masa ignorante del
pueblo y así tener prebendas de todo tipo, pero sobre todo poder, y que estos
sacerdotes sabían lo que hacían, sabían que todo era mentira predicaban una
cosa pero secretamente en la catacumbas vaticanas estudiaban la verdad del
universo, negándole a todo el mundo el conocimiento de esta verdad. Habían
forjado los evangelios a su conveniencia para que dijera lo que les convenía,
todas esas ideas sacadas en su mayoría del libro ya mencionado.
“Todos los caminos te llevan a
Roma”, esta era una frase
con la que se nos enseñaba que no importaba tu religión, tu orientación
filosófico-religiosa, como llamaras a Dios, o si creías en uno solo o en muchos
dioses, o hasta inclusive si creías o no en la existencia de Dios como persona
o como fuerza creadora etérea. Se cree en esta corriente que todo el materia de
fe vale, todo nos ayuda en nuestra evolución del ser, rápidamente para calmar
mi sed de conocer que me pasaba me hice de estas herramientas, practicando yoga
Zen, Kundalini Yoga, pero la situación resulto igual.
Entre
maestro ascendidos, espíritus guías, niveles de entendimiento, vivía en esos
años, debo decirlo que esto llenaba mucho mi vida, me conseguía cierta paz, sin
embargo siempre ocurría algún acontecimiento emocional que me devolvía a inicio
de mi camino espiritual dentro del rosacrucismo, y como allí había mucho
relativismo siempre encontraba alguna respuesta más o menos certera de lo que
me pasaba en ese momento. Todo esto me llevo hasta el momento que ya nada de lo
que aquí es esta corriente espiritual había pudo dar respuesta, y mejor dicho
esta respuesta no me lleno, eran mucho cabos sueltos, como aquí la persona es
la que actúa en todo momento, según venimos de muchas vidas, en ellas vamos
evolucionando según nuestra decisiones, la vida actual es para enmendar las
anteriores, yo me encontré sin herramientas para poder enmendar mi vida,
simplemente sin fuerzas, sin razones, sin ganas, sin motivos, sentía que era
tanta la miseria de mi vida que solo no
podía.
Aquí
fue cuando se esclareció para mí un camino o el comienzo de este, El Cristianismo,
rápidamente me vi atraído a este, a pesar que a simple vista no le veía nada
lógico, ni razonable, porque la lógica de Dios, de Cristo esta en el amor, sino
entendemos el amor no entenderemos nada de lo que el Señor nos dice en su
palabra. Al contrario de lo que había conocido en el rosacrucismo, aquí todo era
certero, había una seguridad y una autoridad que nunca antes había visto, ni
oído, y sobre todo una Paz duradera que nunca me abandono a pesar de las
vicisitudes de mi vida, a pesar de las pruebas el Señor estaba allí conmigo
fortaleciéndome y dándome su paz.
Por
eso esta frase me interpelo mucho, leída me puse a pensar que alguna vez la
había leído en alguno que otro material rosacruz para justificar la búsqueda
espiritual en todos los rincones (filosóficamente hablando) posible, pues era
cierto que los sacerdotes había forjado, habían quitado, suprimo frases y
partes importante. Fue de mucho abatimiento para mí el descubrimiento de este
versículo (Jn 21,25). Me sentí como al principio, cuando me disponía a renunciar a todo y
volver al rosacrucismo inicial, el Espíritu Santo me hablo, me hizo reflexionar
sobre ¿Cuántos evangelios habían?. Esto puso como siempre en mi caso a buscar,
investigar, el internet fue un mi primer gran aliado en esta materia, descubrí
que había mucho evangelios, y que la iglesia discernió de entre 64 evangelios
que circulaban por la época, y regrese a mi cuarto escondido (mi ser), y le
dije al Espíritu Santo la respuesta obtenida, pensando que había sido muy
fácil, pero quedaba en mi una inquietud, una angustia que no podía explicar,
por lo que supe que esa no era la respuesta.
En
eso hice algo que nunca antes me había atrevido, le pedí explicaciones a Dios, ¿Como
después de haber dejado atrás lo que conocía como mi base espiritual debía
regresar?, ¿Como me traía aquí para luego hacerme ver lo que siempre debí haber
creído?, y le pedí al final que me mostrara la verdad. Y el Señor de verdad es
fiel, no abandona a quien le busca con corazón sincero, me respondió, supe que
era Él, porqué no esperaba esta respuesta, me dijo que: “habían tantos
evangelios, como cristianos habían en el mundo, cada vida transformada es un
evangelio, es una buena nueva del reino de Dios, y que su historia no se
termino de escribir ni se terminara, primero porque Él está unido a todo los
cristianos y además porque Él es eterno, por esos todos sus hechos, todos sus
milagros aun se están escribiendo”, este momento me embargo la tranquilidad de
estar donde debo estar, en la Casa del Padre, y ya no espero al Señor, ahora
camino con el Señor.
Álvaro Claro
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