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viernes, 29 de junio de 2018

Mi Historia VIII, El amor de Dios me resguardo

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Señor en esta oportunidad quiero dirigirme a ti, porque no es por vanagloria que he escrito detalles de mi vida sino para que todos te reconozcan y te alaben Gran Señor de mi vida. Siempre estaré agradecido de cómo dejaste a las 99 ovejas y me fuiste a buscar a mi Señor, como me sanaste con tu amor.
Como olvidar Señor a la vez que me salvaste de la muerte, en esa pelea luego de una fiesta (quince años), de bebida, mucha de bebida, no sé porque razón si siempre era pacifico y tranquilo en mis borracheras, pero ahora entiendo quería llevarme a ti pero mi miopía no es solamente física sino espiritual, necesitabas mi agresividad alcohólica para darte a conocer frente a mí y cuantos me acompañaban, pero mi miopía me cegaba.

El amor de Dios me resguardo

En esa oportunidad estamos el grupo en unos quinceaños como se celebran culturalmente en Venezuela, y durante a la fiesta bebimos mucho, yo en particular más que ningún otro, algo que habitualmente hacíamos pero que en esta oportunidad me traería problemas, en la fiesta tuve varias oportunidades de pelea pero por la presencia de los demás del grupo con los que andaba no llego a mas, pero al cabo rato mi primo Maikel hablando conmigo me aconsejo que me retirara, y el más interesado puesto que yo corría por su responsabilidad por haberme llevado a la fiesta.
Sinceramente tengo algunas lagunas mentales por lo que no puedo recordar momento de esa noche, según me cuentan que me agarre esos mariachis para mí solo, cante como nunca, Señor que permitiste que hiciera yo todo eso pues no era conducta normal en mi en tiempos de borracheras, borracheras en las quería ahogar no se que porque en realidad aparentemente tenía todo en mi vida, todo lo que cualquiera en mi posición desearía tener, pero quien puede oponerse a tus planes Señor.
Luego de tanto hablar accedí a retirarme de la fiesta, mi primo Maikel me acompañaba a mi casa, cuando en el camino como si nada apareció una camioneta tipo Blaser, en ella dos invitados también que habían tenido palabras e intentado pelear conmigo, rápidamente se detuvo comenzó sin pensar una pelea de la que mis recuerdos no han retenido mucho, lo que logro recordar es una mujer que gritaba y yo encima de la camioneta golpeando un hombre, que luego se logra zafar de semejante golpiza y saca una pistola apuntándome, lo próximo que recuerdo es a mi primo abrazándome y repitiendo seguidas veces “perdimos la pelea primo, perdimos la pelea primo”, la mujer me invito a seguir mi camino a la vez que mandaba al sujeto que guardara la pistola. Nosotros como naturalmente seguimos nuestro camino entre el disgusto y el temor de habernos encontrado con semejante embrollo, y aquí Señor el extraordinario milagro que obraste esa madrugada el sujeto nos disparo varias oportunidades, no sé exactamente cuántos yo diría que la vacio pero mis recuerdo entrecortados no me dejan asegurarlo, pero lo que si doy fe es que una mano acciono el disparo y una mano Señor guio esas balas, por eso fue especial para cuando en mi proceso de conversión vi que ya había obrado así con tu Siervo San Juan Pablo II, pero no fue sino hasta años luego que comprendí que a los que amas, los resguardas así, de manera milagrosa; Y lo comprobé luego que supe el sujeto que acciono el disparo era miembro de un Cuerpo de Seguridad en Venezuela muy especializado y con mucho entrenamiento en cuestión de tiro (CICPC). Señor solo tú puedes hacer estas cosas maravillosas.

Álvaro Claro

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